domingo, 20 de abril de 2014

Técnica: Apoyo positivo incondicional, Consideración positiva incondicional, aceptación incondicional del cliente

Nombre de la técnica:
Apoyo positivo incondicional, Consideración positiva incondicional, aceptación incondicional del cliente. 

Creador de la técnica:
Carl Rogers. 
Carl Rogers nació el 8 de enero de 1902 en Oak Park, Illinois, un suburbio de Chicago, siendo el cuarto de seis hijos. Su padre fue un exitoso ingeniero civil y su madre ama de casa y devota cristiana. Su educación comenzó directamente en segundo grado, ya que sabía leer incluso antes de entrar en parvulario. 
Cuando Carl tenía 12 años, su familia se trasladó a 30 millas al oeste de Chicago, y sería aquí donde pasaría su adolescencia. Con una estricta educación y muchos deberes, Carl sería más bien solitario, independiente y auto-disciplinado. 
Después de graduarse, se casó con Helen Elliot (en contra de los deseos de sus padres), se mudó a Nueva York y empezó a acudir al Union Theological Seminary, una famosa institución religiosa liberal. Aquí, tomó un seminario organizado de estudiantes llamado “Why am I entering the ministry?” Debería decirles que, a menos que quieran cambiar de carrera, nunca deberían asistir a un seminario con tal título. Carl nos cuenta que la mayoría de los participantes “pensaron en salirse inmediatamente del trabajo religioso”. 
La pérdida en la religión sería, por supuesto, la ganancia de la psicología: Rogers se cambió al programa de psicología clínica de la Universidad de Columbia y recibió su PhD en 1931. No obstante, Rogers ya había empezado su trabajo clínico en la Rochester Society for the Prevention of Cruelty to Children (Sociedad Rochester para la Prevención de la Crueldad en los Niños). En esta clínica, aprendería la teoría y aplicaciones terapéuticas de Otto Rank, quien le incitaría a coger el camino del desarrollo de su propia teoría. 
En 1940, se le ofreció la cátedra completa en Ohio. Dos años más tarde, escribiría su primer libro “Counseling and Psychotherapy). Más tarde, en 1945 fue invitado a establecer un centro de asistencia en la Universidad de Chicago. En este lugar, en 1951, publicó su mayor trabajo, la Terapia Centrada en el Cliente, donde hablaría de los aspectos centrales de su teoría. 
En 1957, volvió a enseñar en su alma mater, la Universidad de Wisconsin. Desafortunadamente, en ese momento había serios conflictos internos en el Departamento de Psicología, lo que motivó que Rogers se desilusionara mucho con la educación superior. En 1964, aceptó feliz una plaza de investigador en La Jolla, California. Allí atendía terapias, dio bastantes conferencias y escribió, hasta su muerte en 1987. 
Consideración positiva incondicional 
Entre las tres condiciones facilitadoras del crecimiento que menciona Carl Rogers, la consideración positiva incondicional es la que menos se evoca, mientras la empatía y la congruencia siempre han sido objeto de largos debates. Incluso algunos autores crearon tratados para explicar cómo instrumentar la empatía y la congruencia en la relación terapéutica. Pero, la consideración positiva incondicional es raramente mencionada, como si se tratara de una condición obvia y fácil de llevar a cabo. Sin embargo, no es nada natural sentir consideración positiva incondicional hacia alguien de antemano. Al contrario, el juicio o la evaluación están presentes frecuentemente en las relaciones humanas. 
 Lo que entiende Carl Rogers por consideración positiva incondicional. Según sus términos, se trata de una atención calurosa, positiva y receptiva hacia el cliente; pero una solicitud no posesiva. Rogers habla también de aceptación, entendiendo por ello, una aceptación de los sentimientos positivos del cliente, pero también de sus sentimientos negativos, “malos”, de dolor, de ansiedad o bien “anormales”. 
Concretamente, se trata de una ausencia de juicio sobre el otro. Es una aceptación del otro tal cuál es. Para algunos, eso significa una aceptación de la esencia de la persona, más allá de su máscara o de la imagen que proyecta; para otros, significa una aceptación del otro en el momento presente, en el instante de la relación es más fácil tener una mirada positiva hacia un verdugo o un pedófilo cuando él ha llegado hasta mi consultorio y que me habla de su remordimiento y su deseo de cambiar que cuando soy un simple espectador de este mismo acto, como en una película por ejemplo.  
También, se menciona con frecuencia la idea de que se trata de aceptar, no los actos, sino la persona misma, considerando que ésta hace lo mejor que puede en función de sus circunstancias y posibilidades.  
En cuanto al principio de la incondicionalidad, significa que la aceptación no está condicionada por tal o cuál comportamiento y que se mantiene siempre, sin condición. Al respecto, se menciona generalmente el amor de una madre por su hijo. Aunque mate, viole, o haga lo que haga, el amor materno permanece intacto. Como lo escribe Rogers, “se trata de un sentimiento positivo que se exterioriza sin reserva ni juicios.” 
Como podemos ver, esta condición es relativamente simple a definir. No obstante, no está resuelta la cuestión de su puesta en práctica. ¿Cómo instrumentar concretamente la consideración positiva incondicional en la relación con un otro? De hecho, la dificultad viene de que la consideración positiva incondicional no es una actitud como la empatía o la congruencia, sino que se trata de un sentimiento sobre el cuál la voluntad no tiene control.  
Asi como se explica más allá de un concepto se ve como una técnica ya que se pretende aceptar, sin juzgar lo que permite la amplia comunicación durante la psicoterapia. 

Recursos: 


Bibliografía: 

                                                                                                       Jimenez Galan Eunice

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